
Texto de Luis Quintas Gil, con dedicación incluida.
LOS
LIRA, LOS TRONCOSO, LOS TRONCOSO DE LIRA,
LOS GIL Y LOS QUINTAS GIL
A
mi hija María, que me pidió datos históricos, fotografías y
descripciones
para completar la página de internet
www.pazodelira.com que ella ha
abierto para todos
nosotros.
Apuntes históricos
El
origen de los Lira es muy antiguo, al punto que puede remontarse al siglo
XIII. García de Lira ( hijo de García Bermúdez, fruto a su vez de las
relaciones que el conde Bernardo de Traba mantuvo con Godina del Mato), es
el primer personaje del apellido Lira de quien se tienen noticias. Era,
por tanto, descendiente de los antiquísimos Traba, cuyas raíces se
hunden hasta el siglo IX. En efecto, en aquellos años encontramos a
Gutierre Méndez (o Menéndez), bisabuelo de San Rosendo, el fundador del
monasterio de Caaveiro, obispo de Mondoñedo, Dumio, Iria y Compostela,
virrey de Galicia, vencedor de normandos y moros y, sobre todo, fundador,
también, del monasterio de Celanova, cuya iglesia sería consagrada el 25
de noviembre de 972, con asistencia de 11 obispos, 24 condes y un sinnúmero
de monjes y sacerdotes.
No
se apartaría el apellido, generación tras generación, de la importante
casa solar de Lira, una de las más nombradas de Galicia, y con
ramificaciones que llegaron a cubrir gran parte del suelo galaico, en
muchas de cuyas parroquias arraigaron de manera notable, e, incluso, pasó
una rama desgajada a Chile, allá por el siglo XVII.
La
historia de la casa ha corrido paralela a la polémica suscitada a partir
de los dos hijos mayores de Diego López de Lira, "el Viejo",
llamados Juan Francisco y Rodrigo Troncoso de Lira y Sotomayor, quienes se
hacían llamar "Señores de Lira", como lo harían sus sucesores,
lo que indica que la titularidad de la casa andaba dividida en dos
porciones.
Nótese
que hemos citado a don RodrigoTroncoso de Lira, quien, como luego veremos,
fundaría la capilla del pazo según reza la inscripción
que reproducimos en la página titulada "La
Casa". Además vemos que el apellido Lira está unido ya al de
Troncoso, y podríamos preguntarnos de dónde salen los tales Troncosos y
cómo se unen a los Liras.
En
la obra "Los pazos gallegos", de Fernando Gallego de
Chaves, Xavier Ozores y José Cao (Vigo, 1.928) encontramos el origen de
las armas de los Troncoso:
Dicen
los autores citados que "creemos que la Picoña es uno de los más
bellos pazos de Galicia." Era la casa solariega de los Troncoso y añaden
que "hablar de la Picoña es hablar de los Troncoso y de los Lira,
pues estos apellidos han andado siempre unidos en los tiempos de esplendor
de aquella Casa. (...) Consérvase la copia de una curiosa carta del Rey
Ordoño, dirigida a Fernán Troncoso, que dice: "Primo. Yo os envío
a saludar en gracia del Espíritu Santo. Bien sabéis el grande celo y ánimo
conque voy desterrando los moros, perros enemigos de nuestra fe, y al
presente me hallo falto de gente por lo que me haréis gusto con vuestros
hermanos, parientes y vasallos, hallaros Vos en esta última batalla
llegando al sitio con la brevedad que ésta pide y lo remuneraré. El que
puede, Vos guarde. Fecha en las montañas, año 931, y por su mandato, el
secretario Fragan. Don Ordoño, Rey.
Fernán
Troncoso y sus hermanos salieron en abril de dicho año para las montañas
de León, donde el Rey los alojó y agasajó, y después
de la batalla de
Sahagún, habiéndose refugiado unos moros principales en un roble por se
escapar, dijo a los suyos: De tal
árbol, ni tronco, ni rama.
Mandólo cortar, hizo justicia, y el Rey dióselo por armas".
Y, en efecto, por armas tienen los Troncoso como puede verse
en la capilla: en campo de azur un
tronco de árbol con dos hojas de roble al pié.
(Nota: es de hacer notar que la fecha de la batalla de Sahagún,
931, está, indudablemente, equivocada, pues en ese año reinaba Ramiro
II, y los Ordoño II y III son de los años 910 al 914 el uno, y 951 al
956 el otro. Para mí, debe ser 913 por la marcha y hechos del reinado de
Ordoño II. La otra pista, la de la batalla de Sahagún, que debió ser un
encuentro sin trascendencia, no logro dar con ella.)
Pues
bien, después de tomar parte en hechos de armas a lo largo de toda la
Reconquista, los Lira se encuentran con los Troncoso, los Parada, los
Fornelos, los Correa (quien también dejó su nombre en una inscripción
de la capilla de 1.630), Ozores, Oya, Quintela, y tantos otros del
obispado de Tuy, en la guerra de Nájera, a favor del Rey Don Pedro. Para
la ocasión el Adelantado de Galicia, Suero Iñiguez de Parada, levantó
banderasy logró alistar a 1.500 infantes y 300 hidalgos de a caballo: y
allá van juntos Liras y Troncosos.
Hasta
que un par de siglos después Ruy Gómez de Lira casa con Doña María Álvarez
Troncoso, del magnífico pazo de la Picoña en Salceda de Caselas, cuyo vínculo
y mayorazgo establecieron en 1.524. Y de tal enlace surgen los Troncoso de
Lira que llenarán siglos de la historia de la casa.
Una de las dos ramas en que se dividió la casa de Lira a raíz
de las peleas fratricidas
entre Juan Francisco y su hermano Rodrigo, nos
presenta a éste último, quién, casado con Ana de Barros, fundan la
capilla del pazo en año desconocido, aunque algunos autores fijan erróneamente
en 1.630. Estos autores fueron confundidos, sin duda, por la segunda de
las inscripciones que figuran en la capilla, que deja constancia de que
Francisco Correa "funda", en esa fecha, dos misas semanales a
perpetuidad, lo que nos indica que la fundación de la capilla tiene que
tener fecha anterior al encargo de unas misas que se han de decir en ella.
Y pasaron siglos, el XVII, el XVIII y el XIX, en el que
brillan algunos Lira en la Guerra de la Independencia, especialmente
Mauricio Troncoso de Lira Sotomayor y Barbeito, a quien se le conocía
popularmente como "o abade do Couto".
Alrededor
de 1.900 se produce el relevo de los Lira por los Gil. Entra en este
escenario D. Ramón Gil Vidal, de Vigo, viudo con cinco hijos, que
ocupado en múltiples empresas y negocios, va a dedicar la propiedad a
finca de recreo para disfrute de sus retoños Juan, Carmen, Margarita,
Sofía y Ramón. Contaba mi madre, Sofía, que se desplazaban desde
Vigo en coche de caballos. En el trayecto habían de cruzar los dos
puertos de montaña, de no mucha altitud, que se encuentran en el
itinerario: Puxeiros, a la salida de Vigo, y Confurco entre Porriño y
Puenteareas. Al coronar ambos puertos, el cochero detenía el coche
y daba a los caballos unas sopas de vino con pan, alimento que él
consideraba energético y restaurador (supongo que porque a él le gustaba
probar el brebaje por si estaba a punto). El abuelo D. Ramón hizo grandes
reparaciones en el pazo, tales como pisos nuevos, alguna reforma, nuevos
tejados, etc. Por cierto que empleó en el tejado de una de las alas de la
casa, la "teja plana de Alicante de la acreditada marca los
Angeles" (según decía la publicidad), de la que tenía la exclusiva
para toda Galicia, marca que aun se puede leer en la parte inferior de
cada teja.
Con
los años, en 1.919, casi cuatro siglos después del famoso vínculo de
los Lira y los Troncoso, se establece un nuevo vínculo: la más joven de
las hijas, Sofía, casa con D. Mario Quintas y Galiana, y dará con ello a
los Quintas Gil que años depués serán los dueños de pazo y finca.
Y
ya en el XX recuerdo nuestra llegada al pazo en el año 31 o 32. Los
Quintas veníamos de Lugo, último destino de mi padre que acababa de
pedir el retiro por aquella ley de Azaña: era la República. Yo venía
recién salido de una meningitis, de aquellas de entonces, cuando no existían
los antibióticos. Pero no me quedaron muchas secuelas, y hay gente que no
me lo nota casi nada. Yo empecé a reponerme y mi padre a trabajar en el
pazo y en la finca. Estaba todo muy abandonado,la casa con goteras, la
finca hecha un bosque, las ratas enseñoreándose de todo aquel imperio
del abandono. El guarda, un inútil llamado Saturnino, sólo cultivaba lo
que llamábamos el "campo grande" y tenía conejos y gallinas
metidas en la capilla (que entonces conservaba retablo y estaba muy de
buen ver).
Con el tiempo me fui enterando de que los últimos Lira que
vivieron en el pazo fueron abandonando finca y casa allá por finales del
XIX, empaquetaron antiguos documentos que conservaban en el
archivo-biblioteca del pazo y se marcharon a Chile. Aunque es verdad que
dejaron muchos papeles, tantos que mi madre recordaba de su infancia, que
el "cuarto de la reja grande" conservaba estanterías (que cubrían
las cuatro paredes) totalmente llenas de papeles...comidos por las ratas
en su mayoría. El abuelo hizo una buena purga y quemó todo lo inútil,
ya que se había convertido en confeti. De todas formas algo bueno quedó
por allí y se guardó en la alacena alta del comedor, fuera del alcance
de los roedores. Entre ellos había una joyita: un escrito firmado por
"Yo, el Rey" de fecha 1.616, de Felipe III, casi inutilizado de
tan comido por unas ratas escasamente aficionadas a la historia. Tal vez
lo mejor y más valioso de todo aquel montonazo de papeles fueran dos
libros encuadernados en cabritilla con genealogías de los Lira, Sotomayor
y otros apellidos emparentados con la casa. Abarcaban varios siglos, por
lo que tenían un valor histórico incalculable. Ya no están allí ni
queda un solo papel que no sean los boletines oficiales de interés nulo.
Y mientras tanto nosotros
crecíamos, mirábamos cómo nuestro padre hacía de la finca un vergel y
jugábamos como ya dejé dicho en esas historietas que escribí para mi
recreo personal.
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